401. A tanto amor

Hecha un mar de lágrimas al verlo allí en la cruz,
se acordó del niño que ella misma diera a luz.
Y entre el firmamento y su mirada de dolor,
bien supo serle fiel, a tanto amor.

No rompió el silencio cuando el cielo se quebró,
no volteó sus ojos al final cuando expiró.
Se sintió caer pero así mismo no cayó,
y amó a pesar de que, el mundo lo entregó.

Solo besó sus pies,
y a Dios se lo ofreció.
Sin preguntar por qué
a todos perdonó, pues entendió el amor.
Que Jesús predicó,
que su Hijo predicó.
Ella entendió el amor,
que Él enseñó.


Entre la llovizna, la tristeza y el temor,
lo tomó en sus brazos cuando ya no respiró.
Junto con su alma le traspasó el corazón,
la espada que esa cruz todo lo consumó.

No rompió el silencio cuando el cielo se quebró,
no volteó sus ojos y el sepulcro se cerró.
Se sintió caer pero su fe permaneció,
y amó a pesar de que el mundo lo entregó.